Al momento de contratar un seguro de gastos médicos mayores, es muy importante conocer el término preexistencia médica. Muchas personas desconocen su significado o lo descubren demasiado tarde, cuando ya han tenido un problema y su seguro no responde como esperaban.
En esta guía te explicaremos con claridad qué son las preexistencias médicas, cómo impactan tu póliza de seguro, qué opciones existen si ya tienes una condición de salud, y cómo puedes asegurarte de estar protegido de la mejor manera.
¿Qué es una preexistencia médica?
Una preexistencia médica se refiere a cualquier condición de salud que el asegurado ya conocía antes de contratar una póliza de seguro médico. Esto puede incluir enfermedades diagnosticadas formalmente, síntomas persistentes, tratamientos médicos anteriores o inclusive padecimientos que, aunque no se hayan diagnosticado oficialmente, ya eran evidentes.
Ejemplos de preexistencias:
- Un diagnóstico previo de hipertensión, diabetes o asma.
- Dolor frecuente en articulaciones que ha requerido consultas médicas.
- Uso regular de medicamentos para controlar alguna condición.
- Síntomas visibles o persistentes como hemorragias, fatiga crónica o dolores abdominales frecuentes, aunque aún no se haya emitido un diagnóstico oficial.
Las aseguradoras consideran estas condiciones como riesgos preexistentes porque, al momento de iniciar el contrato, el evento o enfermedad ya existía, lo que significa que no es algo inesperado, sino más bien algo anticipado. Por eso, no están obligadas a cubrirlas, a menos que se haya negociado previamente alguna condición especial.
¿Por qué los seguros no cubren las preexistencias?
Los seguros de gastos médicos están diseñados principalmente para ayudarte a enfrentar imprevistos de salud, como accidentes o enfermedades que aparecen después de haber contratado la póliza. Su propósito es protegerte ante situaciones futuras que no se podían anticipar.
Cuando ya existe una enfermedad o condición médica antes de contratar el seguro, esa situación deja de ser un imprevisto. Desde la perspectiva de la aseguradora, ya hay un conocimiento previo de que podría requerirse atención médica, lo que cambia completamente la naturaleza del riesgo.
En otras palabras, el seguro no estaría protegiendo algo inesperado, sino cubriendo algo que ya está ocurriendo o que muy probablemente ocurrirá en el corto plazo. Por eso, las compañías de seguros establecen reglas claras para manejar las preexistencias, ya sea excluyéndolas, aplicando tiempos de espera o solicitando condiciones especiales.
Esto no quiere decir que una persona con una enfermedad previa no pueda tener un seguro. Sí puede asegurarse, pero es importante saber que esas condiciones deben ser evaluadas y tratadas de forma distinta para que el contrato sea justo y claro para ambas partes.

¿Cómo detectan las aseguradoras las preexistencias?
Las aseguradoras utilizan varios métodos para identificar si una persona tiene alguna condición médica previa al momento de contratar un seguro. Este proceso se hace para asegurarse de que la información proporcionada por el asegurado sea completa y verídica, ya que el contrato se basa en la buena fe de ambas partes.
1. Cuestionario médico al contratar
Cuando solicitas un seguro de gastos médicos, uno de los primeros pasos es completar un cuestionario médico. Este documento incluye preguntas sobre tu historial de salud, síntomas, tratamientos anteriores, cirugías, medicamentos que tomas regularmente, entre otros aspectos. Es fundamental ser completamente honesto en esta etapa, ya que esa información servirá como base para determinar qué se puede cubrir y qué no.
2. Evaluación médica (en algunos casos)
Dependiendo de tu edad, el tipo de seguro o las respuestas que hayas dado en el cuestionario, la aseguradora podría solicitarte exámenes médicos o un chequeo clínico adicional. Esto se hace para confirmar que no existen condiciones ocultas o no declaradas.
3. Análisis de historial médico compartido
Lo que muchas personas no saben es que, en muchos países (incluido México, por ejemplo), existe una base de datos compartida entre hospitales, clínicas y aseguradoras. A través de este sistema, las aseguradoras pueden acceder a información sobre atenciones médicas anteriores, diagnósticos, estudios realizados e incluso recetas emitidas.
Esto significa que si una persona omite declarar una enfermedad, síntoma o tratamiento pasado, es muy probable que esa información salga a la luz durante una revisión. Por ejemplo, si alguien reporta una emergencia y al revisar su historial se descubre que ya había sido diagnosticado antes, la aseguradora puede considerar que se trató de una preexistencia no declarada.
4. Revisión en el momento de un siniestro
Incluso si todo parece estar en orden al momento de contratar, las aseguradoras también revisan los antecedentes cuando se presenta una reclamación. Si hay sospecha de que la condición ya existía antes de la vigencia de la póliza, investigarán más a fondo utilizando los mecanismos antes mencionados.
¿Cuál es el mejor seguro si tengo enfermedades preexistentes?
No existe una sola respuesta, ya que todo depende de:
- Tu edad.
- El tipo de enfermedad.
- Si está controlada o no.
- Si has recibido tratamiento recientemente.
- Y qué nivel de cobertura estás buscando.
En estos casos, la asesoría personalizada se vuelve esencial. Nosotros te podemos ayudar a comparar entre diferentes aseguradoras y planes, y encontrar la mejor alternativa según tus necesidades reales.
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